Por José María Santos Asensi
El chamanismo es un sistema ancestral y emergente en nuestra sociedad occidental basado en la premisa de que todo está vivo, tiene un espíritu e inteligencia propia, y podemos interactuar con esta inteligencia para obtener sanación, conocimiento y respuestas a preguntas tanto prácticas como fundamentales en nuestra vida. Su origen prehistórico se establece en Siberia, y está extendido por todos los continentes.
El chamanismo contemporáneo no es ninguna organización, ni tiene jerarquías, ritos y formas de actuar predeterminadas, únicamente aporta herramientas de evolución al ser humano, compatibles y complementarias con cualquier otra técnica disponible y con los sistemas de creencias que cada uno tengamos.
En la cosmovisión chamánica, además de la realidad ordinaria que se percibe a través de los cinco sentidos, existen otras realidades no – ordinarias, a las cuales se accede a través del viaje chamánico como puente entre los diferentes mundos.
En el viaje chamánico, una experiencia para nuestra alma, se acompaña el estado de meditación con el sonido del tambor a una frecuencia de aproximadamente 200 – 220 ciclos por minuto que ralentiza las ondas cerebrales a los rangos alfa y theta, entrando en un estado profundo de conciencia en el cual contactamos con nuestros animales de poder y espíritus guías para obtener, a través de ellos, la sanación o el conocimiento necesaria en nuestras vidas. Siempre se entra al viaje con una intención clara y definida, bien sea por salud, obtener información de un trabajo, evolucionar un aspecto de nuestra personalidad, liberarnos de viejos patrones de comportamiento, etc.
En el viaje, el chamán acompaña a los asistentes a la presencia de sus animales de poder y guías espirituales. A partir de ese momento, son éstos los que guían al viajero por la realidad no – ordinaria, obteniendo el viajero el conocimiento y la información necesaria en base a las visiones que obtiene y la información que le aportan sus espíritus guías.
Cuando preguntamos a los participantes después de un primer viaje chamánico que les ha aportado, las respuestas son bastante heterogéneas en función de la experiencia vivida, pero generalmente mantienen estos denominadores comunes:
– No me esperaba vivir esta experiencia
– He sentido la conexión con mi animal de poder
– El ritmo del tambor me ha conectado con la tierra
– He sentido un enorme desbloqueo emocional; se me ha movido todo
– Me siento más ligero, con mucha paz interior y tranquilidad
– Siento que he recuperado una parte de mí
– Veo el camino hacia adelante con mayor claridad
El viaje chamánico nos aporta una herramienta de auto-conocimiento, de conexión con el resto de la naturaleza y con nuestra esencia. La conexión con nuestros animales de poder nos empodera, aportándonos nuestros espíritus protectores toda su energía y conocimiento necesario en nuestra vida diaria.
El chamán nos abre las puertas del viaje, en el cual los asistentes participan de forma activa, lo cual les aporta un mayor conocimiento de la realidad y les permite alcanzar todo su potencial, rompiendo las barreras de los que es y no es posible en nuestras vidas. No se trata de tener fe en lo que ha ocurrido en el viaje chamánico, sino de comprobar científicamente que lo ocurrido después se manifiesta en nuestras vidas, en nuestras emociones y pensamientos, y en las relaciones con los demás. Cuando realizamos esta comprobación, pasamos de creer que ha sido así, a saber que lo que ocurre en las otras realidades afecta a nuestra realidad ordinaria.
En cada uno de nosotros hay un chamán en potencia, dado que todos estamos llamados de vuelta a esta íntima conexión con nuestra parte más divina. El chamán es un ser humano en evolución constante hacia su esencia, que reconoce que el exterior no es más que un reflejo de todo lo que hay en su interior. Este es el camino del Chamán, del Buda, del Cristo, del Buscador, o de la Calabaza andante, da lo mismo el nombre que le demos, es el camino que todos debemos recorrer.
José María Santos Asensi (Facebook)
Terapeuta Chamánico
Miembro de la Asociación Española de Estudios Chamánicos (AEECH)
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