Por Julián Despaigne Rodríguez
Otra educación sería posible en España, si los/as docentes tuvieran como propósito hacer de sus estudiantes seres pensantes, creativos.
El sistema educativo español, desde infantil hasta el nivel universitario, basa su criterio en método inductivo. Aniquila por tanto cualquier tipo de análisis lógico. Apela sólo a la memoria y la repetición mecánica de los datos. Así ha ocurrido durante décadas. Algo peor: el panorama no avizora cambios.
El método inductivo jamás explica el sentido práctico de lo que se enseña. Por el contrario el método deductivo, que me enseñaron en Cuba, propicia la deducción, uso de la lógica, el aprendizaje creativo. Estimula a conocer el fin práctico de cada contenido enseñado y conocimiento adquirido.
En la última Ley de Educación de España se habla por vez primera competitividad de los estudiantes. Se les prepara para el mercado laboral, para crear capital. Nada se menciona de la creatividad, del uso de sus saberes de manera creadora. No está dentro la política educativa propiciar el talento, la inteligencia y la capacidad analítica de los estudiantes- futuros trabajadores y trabajadoras-.
Además de escritor, trabajo en la formación de los docentes en diferentes puntos de la geografía española. La falta de fe en la creatividad es el denominador común entre todos los participantes en mis cursos y talleres.
En mi libro Acordes de la palabra afirmo: «Ser creativo forma parte de la naturaleza humana. Los niños lo son por antonomasia, por tanto cualquier actividad que se les proponga si es creativa, la aceptarán con gusto, verán en ella el componente lúdico que la creatividad le es inherente. »*
Como es natural, se piensa que las clases por el mero hecho de serlo, deberán ser aburridas, tediosas. Los sistemas Waldorf, Montessori, Zuzuki, entre otros propugnan, con mucho éxito, por cierto, la libertad creativa de los/as estudiantes; claro, si los maestros y maestras lo son y lo permiten.
Los docentes están constreñidos por la metodología rígida, a menudo estricta. Viven en la dicotomía de ¿cumplir con el currículo o elegir la libertad? Como maestros y maestras conocen a sus pupilos, por tanto es menester arriesgarse en cambiar las reglas del juego. No sólo transmitirles conocimientos, sino hacerles pensar por sí mismos. Pero eso, ya se sabe es peligroso en sociedades donde a los políticos y con sus políticas restrictivas, no les conviene educar seres pensantes, apenas mantener el rebaño en su redil.
De ahí que yo siempre proponga: Docentes sed creativos, aunque el sistema induzca a lo contrario. Sed contestatarios, será el único modo para que sus estudiantes lo sean. Salid de la ruta marcada por la rutina, de lo contrario, crearán alumnos rutinarios, sin criterio, sin opinión, sin pensamiento.
Otra educación será posible en España, para ello será necesario adoptar nuevas reglas de juego y sostener métodos de enseñanza efectivos, no cambiar leyes de educación cuando cambian los gobiernos, estabilizar políticas educativas educativas donde lo esencial sea el individuo y no la masa.
Por razón de espacio debo culminar por esta vez. Prometo continuar con el tema.
*Julian Despaigne Rodríguez Acordes de la palabra, ensayo poco convencional sobre animación lectora y literatura. Alzira (Valencia) Editorial Neopàtria. 2015 pag.87.
Julián Despaigne Rodríguez, abogado, escritor, periodista, narrador oral y cuenta cuentos, cubano-danés, residente en Valencia. Premio Ciudad de Coria Cuentos 2002.
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