Estamos a pocos días para que se celebren las elecciones presidenciales en EEUU y las espadas están en todo lo alto y es imposible dilucidar cual de los candidatos ocupará la Casa Blanca y será quien decida la estrategia y los designios de este país.

Desde el punto de vista de los países y pueblos del mundo ninguno de los candidatos es el menos malo. Si nos planteamos esa cuestión, nos engañamos y nos vemos abocados a un callejón sin salida. Porque ambas fracciones de la burguesía monopolista norteamericana son conscientes de que se encuentran en su ocaso imperial y tienen el mismo objetivo: Mantener su estatus de potencia hegemónica el mayor tiempo posible. En consecuencia ninguno de los dos candidatos va a dudar un segundo en aplastar o llevarse por delante a quien sea un obstáculo para alcanzar su objetivo. Ambos muestran un apoyo sin fisuras a Netanyahu y el genocidio del pueblo palestino, y no parece importarles las constantes provocaciones que Israel comete contra el Líbano o Irán, poniendo en peligro la paz mundial y estando dispuestos a abocarnos a una guerra de proporciones inimaginables.

Sin embargo, ante este objetivo de mantenerse como superpotencia hegemónica se oponen varios factores:

Económicos

El simple crecimiento económico mantenido por China y otros países emergentes, casi todos pertenecientes al tercer mundo esta reduciendo la cuota de mercado mundial que ocupa EEUU, en los últimos 30 años se ha reducido entre un 9% y 11% su porcentaje del PIB mundial. Este crecimiento de los países emergentes ha sido un factor de freno y socavamiento a la explotación norteamericana.

No debemos olvidar que la base material que sustenta la hegemonía norteamericana es la economía, no es de desdeñar el coste que supone mantener mas de 800 bases militares repartidas por todo el globo, mantener movilizados permanentemente a unos 400.000 soldados, portaaviones y destructores patrullando los siete mares, o todo el material de guerra convencional (aviones, tanques, helicópteros, misiles, etc.), sin olvidar su extensa red de espionaje que tiene estaciones en multitud de paises. No en balde ese costo empieza a ser excesivo para la economía norteamericanda, de ahí que exijan a los países que componen la OTAN que contribuyan a su financiación aumentando un 2% de su PIB en presupuesto militar. Además, hay que tener en cuenta su enorme deuda externa, que hasta ahora no les ha supuesto ningun problema por ser el dólar la moneda de referencia mundial, aunque esto esta cambiando y ya los BRICS decidieron en su XV Cumbre del año pasado que todo el comercio entre los países miembros se haga en monedas locales y no en dolares. Así pues esa deuda externa se puede convertir en breve en un grave problema para EEUU que deberá ofrecer mayor interés para poder colocarla. La deuda federal norteamericana supera los 34 billones (un 124,3% de su PIB) y añade un billón más cada 100 días.

Ademas China al frente de la alianza de los BRICS están cuestionando constantemente la hegemonía norteamericana y luchando por un futuro orden multipolar. No solo mostrando a muchos países tercermundistas el camino de un desarrollo propio, con acuerdos de mutuo beneficio, donde China aporta infraestructuras y tecnología para que estos países sean capaces de explotar sus recursos naturales que hasta ahora han estado en manos de monopolios norteamericanos o de sus antiguas metrópolis.

Políticos / Diplomaticos

China medió entre Arabia Saudí e Irán, ambos países pretendían formar parte de los BRICS pero debido a que representan el máximo exponente de la rama suní y chií respectivamente de los estados islámicos, sus relaciones estaban muy tensionadas, y a China no le interesaba que dichas tensiones se trasladasen a los BRICS. Gracias a su mediación, la relaciones entre Arabia Saudí e Irán se han normalizado e Irán fue aceptado en la XV Cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo, Sudafrica. Arabia Saudí, que desde hace años viene siendo un aliado fiel a los EEUU, esta considerando su entrada en los BRICS, lo que no debería suponer romper su alianza con EEUU aunque al ser miembro de los BRICS participaría de la política común de esta organización que en muchas ocasiones choca frontalmente con los intereses hegemónicos norteamericanos.

Este año los BRICS se han reunido en Kazán, capital de la República de Tartaristán (perteneciente a la antigua Unión Soviética). 36 países han participado en la cumbre, donde uno de los puntos importantes ha sido la incorporación de nuevos Estados que todavía no son miembros de pleno derecho pero tienen la consideración de “socios oficiales”: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Venezuela, que también había mostrado interés en entrar en los BRICS no puede entrar de momento porque ha sido vetado por Brasil.

En definitiva, los BRICS tienen un crecimiento constante y su objetivo es desarrollar instituciones alternativas para las finanzas y el comercio internacionales. Según los datos publicados por la plataforma Statista, en términos de PIB mundial en paridad de poder adquisitivo desde 2018, los BRICS han superado a los países del G7 en al menos 5 puntos porcentuales, lo que confirma una tendencia creciente.

La lucha de los pueblos

Sin lugar a dudas, este es el factor determinante que frena el objetivo norteamericano de mantenerse como superpotencia hegemónica. En el pasado ya hicieron caer a la otra superpotencia (la URSS) y han puesto a EEUU en un claro ocaso imperial. Los EEUU tras la caída de la URSS, viéndose como única superpotencia, intentaron implantar un nuevo orden mundial basado en su supremacía. Intentó diseñar unos gobiernos mas o menos democráticos para países árabes que permitieran estabilizarlos con el fin de exprimirlos como limones, pero ese intento fue un completo fracaso y tuvieron que salir con el rabo entre las piernas de Afganistán e Irak. Tampoco les fue muy bien en el movimiento de primaveras árabes que supuso la guerra en Siria y Libia, de la que tampoco salieron excesivamente bien parados.

Pero no se trata exclusivamente de sus derrotas militares, hoy el tercer mundo forma parte masivamente del Frente Antihegemonista. En Iberoamérica tenemos a Cuba, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil que cada vez consiguen o reclaman mayor independencia. En África parece haberse desatado una segunda oleada descolonizadora. Es cierto que muchos países africanos obtuvieron la independencia formal en los años 50 y 60 del pasado siglo, pero las fuertes relaciones de dependencia con sus respectivas metrópolis impedían un desarrollo real, ahora Nigeria y otros países antiguas colonias francesas apoyadas por fuertes movimientos populares, exigen mayor cuota de independencia. Asia se ha convertido en el mercado emergente por excelencia, y no solo por países como China o India, también otros países como Vietnam, Nepal. Organizaciones marxistas participan en gobiernos, como en la región de Kerala en la india, en Nepal o recientemente en Sri Lanka (Antigua Ceilán) donde un partido marxista-leninista ha ganado las elecciones.

También en Europa y los países del segundo mundo existen movimiento populares, que ejercen una gran influencia en sus gobiernos exigiendo que se enfrenten a los designios norteamericanos y que ganen en autonomía e independencia. Incluso en los propios EEUU surgen partidos como el ACP (Partido Comunista Americano que es una excisión del Partido Comunista de Estados Unidos por su apoyo a Biden, y ahora a Kamala Harris) con planteamientos claramente anti-imperialistas.

Conclusión

China, los BRICS y la lucha de los pueblos están enfrentados a la voluntad de EEUU de mantener su estatus de potencia hegemónica y a la vez agudizan las contradicciones entre las dos fracciones de la burguesía monopolista norteamericana que mantienen un feroz y enconado enfrentamiento sobre la estrategia a seguir para conseguir el objetivo común. Las elecciones serán en breve, y pronto saldremos de dudas y podremos adivinar algo mejor los futuros movimientos a escala internacional.

LORF